fbpx
Vadi

Retos que la tecnología financiera moderna debe resolver en brecha de género

Fintech Vadi
Tras la revolución provocada por la tecnología financiera, ¿qué retos debemos afrontar como sociedad para derribar la brecha de género en este ámbito?

Comparte este artículo

Tiempo de lectura: 5 minutos

Discriminación y estereotipos en el área financiera

Históricamente el mundo de las finanzas y de la tecnología ha estado indiscutiblemente liderado por hombres, por lo que no resulta ilógico asegurar que el campo, aún ignoto, de la tecnología financiera carece de representación femenina y sufre de una creciente brecha de género. Aseveración que se respalda con números: en el mundo, aproximadamente sólo el 1 % del fondeo a proyectos FinTech es para empresas fundadas por mujeres.

Colocar a este tipo de alarmantes porcentajes la etiqueta de “sexismo” no recae en un juicio de opinión, sino de argumentos que pueden sostenerse con otro tipo de datos como aquellos que aseguran que los proyectos con mujeres dentro de los puestos ejecutivos han tenido un mejor crecimiento convirtiéndose en negocios sostenibles. A pesar de esta clase de resultados, el panorama para toda mujer en materia laboral está permeado por la brecha de género que, aunque se ha visibilizado en pasadas décadas, aún sigue reproduciéndose.

Profesionales del rubro, como Remonda Z. Kirketerp-Møller, fundadora de la empresa de soluciones regulatorias Muinmos, ha denunciado un ambiente con grandes áreas perfectibles, como la constante estereotipación de las supuestas características que una persona con poder posee, ha expresado que por lo regular se insinúa que debe ser un hombre, y que es “anormal” ver a una mujer haciéndolo sola.

La participación de las mujeres en el ámbito de los negocios resulta profundamente escasa en términos de números, pues solamente alrededor del 20 % de los puestos de alta jerarquía está ocupado por mujeres. La brecha de género comienza a manifestarse desde esta poca o nula presencia: entre más mujeres en un equipo de trabajo haya, más será la probabilidad de que el equipo crezca con nuevas integrantes, una lógica que funciona lamentablemente a la inversa en la realidad. Mientras menos caminos (espacios, vacantes) se abran para mujeres, menos será su posibilidad de incursionar en este ámbito en el futuro próximo y lejano. 

Un estudio del International Monetary Fund indicó que sólo un 7 % de las personas involucradas en la tecnología financiera son mujeres. Por lo que los retos van desde la necesidad de generar soluciones enfocadas a la mujer hasta atacar la falta de promoción, financiación y guía para los proyectos iniciados por ellas. Esta urgencia nace porque la falta de representación en una industria puede resultar poco atractiva para cualquier comunidad y, de esta manera, contribuir de forma negativa al proceso de inclusión.

Una gran parte de las mujeres que han incursionado como cabezas estratégicas de grandes compañías han denunciado una alarmante ausencia de colegas de su mismo sexo a lo largo de su trayectoria. Lo cual genera un ambiente hostil para cualquier mujer que quiera aventurarse en un camino profesional poco explorado por su género. 

Panorama y brecha de género en Latinoamérica

Tomando como ejemplo el 2019 —año previo a la pandemia por COVID-19—, la inversión en FinTech en Latinoamérica fue remarcable. Incluso, ​​a lo largo de seis años ha habido un crecimiento importante, que va de los 50 millones de dólares a 2.1 mil millones de dólares en inversión. Un avance que se debe mayormente a tres factores: las mejoras en el entorno normativo, las fuertes inversiones extranjeras y los grandes avances tecnológicos que se han adaptado a procesos.

Durante el 2019, existió una mayor participación de mujeres en Latinoamérica que en Estados Unidos, según informa el sitio LatamFinTech Hub: mientras que en el país del norte solamente el 9 % de las empresas a las que se les otorgó fondeo con capital de riesgo tenían mujeres fundadoras, en América Latina el 16 % de las inversiones realizadas fueron a proyectos con mujeres en su equipo fundador.

Latinoamérica es una región con particulares características de alfabetización digital, pues ha presentado una gran adaptación a herramientas tecnológicas; sin embargo, se reporta que, aunque el 70 % de la población tiene acceso o posee un smartphone, el 70 % de la misma carece de una cuenta bancaria. Lo que revela áreas de oportunidad para la tecnología financiera y su capacidad de ofrecer finanzas descentralizadas.

Asimismo,  en toda Latinoamérica, México se sitúa como el segundo mejor país de emprendimiento para mujeres, después de Chile.  Sin embargo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestra que 3 de cada 10 pymes en el país son encabezadas por mujeres. Además, sólo el 19 % de quienes emprenden en México son mujeres y de ellas el 49 % tienen entre 18-43 años, mientras que y el 41 % entre 35 y 54 años. Algo interesante es que las mujeres parecen tener mayor grado de estudios universitarios al emprender con 65 % frente al porcentaje de los hombres que es de 53 %.

La brecha de género se conserva en el promedio de percepción salarial, por ejemplo, el INEGI informó que en México esta característica se presenta en 31 de las 32 entidades federativas. Solamente en Veracruz se reportó un saldo positivo en el primer mes del 2021. Las diferencias entre salarios más pronunciadas entre mujeres y hombres se presentaron en Coahuila (con 22.0 %), Campeche (21.6%), Chihuahua (19.4 %), Aguascalientes (18.5 %) y Durango (18.2 %). A nivel nacional, la brecha es de -12.0% (54.0 pesos). El salario promedio de los hombres es de 4,49.57 pesos, contra 395.48 pesos para las mujeres.

Para concluir este aspecto, resulta importante mencionar que, según estudios de la Women’s Entrepreneurship Report 2019, las mujeres cuentan con planes de negocio más sólidos y buscan más canales de financiamiento cuando los necesitan, de cada 100 mujeres que solicitan un préstamo para invertir en su empresa, el 99 % salda su deuda por completo.

Cómo se derriba la brecha de género como FinTech

Actualmente, la adaptación de la tecnología financiera en la vida cotidiana ha permitido diversificar la participación de la sociedad en este ámbito; sin embargo, existen aún retos importantes a enfrentar como sociedad, pues es momento de dar un paso atrás y reflexionar: ¿de qué manera el esfuerzo individual de una persona o empresa reproduce las prácticas sexistas en la industria?

Un ejemplo de este cuestionamiento está en un testimonio narrado por la estratega de negocios Nikhita Iyar, quien asegura que este problema nace desde el seno de la crianza: el hogar. Mientras que para los hombres resulta natural ser integrados a dinámicas de administración económica (clubes escolares, roles en la sociedad, acceso a tecnología especializada) para una mujer resulta distinto este camino y es momento de hacer cambios al respecto.

En ese sentido, se relaciona también la influencia que los roles de género ejercen sobre la sociedad. Un ejemplo es el carácter que tienen las profesiones a las que usualmente se le relaciona a la mujer, como pedagogía o enfermería, disciplinas donde predomina el cuidado y la dedicación. Mientras que se alejan del imaginario de lo femenino carreras de alta demanda a nivel personal, como las finanzas, pues lo que se exige de la mujer y el hombre en términos de responsabilidad doméstica es totalmente distinto.

Linda Coffman, vicepresidente ejecutiva de SmartStream, asegura que a estas alturas puede parecer poco progresista “exigir” un lugar para mujeres en comités o juntas directivas, pero resulta necesario para hacer efectiva la presencia de personas que representan minorías en la toma de decisiones de alto nivel. La integración de perfiles diversos es clave en el proceso de eliminación de la brecha de género.

Se recomienda la mentoría constante y escucha atenta como primera respuesta ante la pregunta, ¿qué acciones particulares e inmediatas pueden ayudar a derribar la brecha de género? Esto con el fin de que toda incursión en el mundo del emprendimiento realizada por una mujer no corra el mismo peligro que proyectos anteriores que, lamentablemente, no encontraron herramientas suficientes ni la contención necesaria para arrancar.

Asimismo, es necesario tomar parte del cambio y dar apoyo a toda comunidad históricamente subyugada, no sólo con apertura de espacios, sino también con estrategias que prevean problemáticas que la mujer del siglo XXI enfrenta en el plano de la realidad. Mirar a toda colaboradora como madre, hija, hermana, amiga y, por supuesto, profesionista resulta un paso esencial.

Más para leer

Suscríbete a nuestra lista de correo

Te daremos actualizaciones sobre Vadi y su lanzamiento